martes, 28 de octubre de 2008

JACOB Y ESAÚ, UN HITO EN LA HISTORIA HEBREA

Cambios grandes llegaron al pueblo escogido por Dios cuando Rebeca, esposa de Isaac, por obra de Dios mismo logró concebir dos hijos en su seno. El uno fue llamado Esaú y el otro Jacob.

Esaú recibió su nombre por su aspecto rojizo y de mucho pelo, el segundo lo llamaron Jacob y salió del vientre de su madre tomando por el talón a hermano.

Previo a su nacimiento fue dicho por Dios que el mayor serviría al menor, y que el uno sería más fuerte que el otro.

Pasó el tiempo y se definieron las personalidades, y las preferencias de los padres; el uno fue cazador, hombre de campo y favorito de su padre: Esaú, y el otro fue más sedentario y preferido de su madre: Jacob.

Pero hubo un día en que Esaú, rendido por el trabajo del campo, pidió a su hermano Jacob que le diera del guiso rojizo que tenía, dicho guiso eran lentejas. Ante tal suceso Jacob insistió a Esaú que vendiese su primogenitura y así fue, Esaú cambió todos sus derechos y herencia los cuáles tenía por ser el primer hijo, a Jacob por un pedazo de pan y un plato de lentejas.

La historia no termina ahí, lo anterior sólo fue la primera causa de este cambio transcendental en la historia de un pueblo. Lo siguiente sucedió gracias a Rebeca.

Cierto día Isaac, ya ciego, llamó a su hijo Esaú y le dijo que después de que él comiese del fruto de su caza le daría su bendición. Pero Rebeca escuchó la conversación y urgió a Jacob que trajera un cabrito del corral y que ella prepararía el plato preferido de su padre Isaac.

Jacob obedeció con duda ya que él era lampiño y no olía como su hermano, pero su madre arreglo esos problemas colocando sobre los brazos y cuello de Jacob la piel de los cabritos y vistiéndole con el mejor atavío de Esaú.

Jacob se acercó a su padre tomando la identidad de Esaú, Isaac incrédulo por la voz le dijo que se acercara para tocarle, y para su sorpresa fue la voz de Jacob y las manos de Esaú, y le bendijo.

Después comió y bebió, y como ya había dicho: “después de comer de tu caza te bendeciré”; le pidió le diera un beso y olió sus ropas e irremediablemente le bendijo.

Así fue como el pueblo hebreo cambió su simiente y su linaje dejando del lado al primogénito de hecho.

Pero la historia no termina ahí, pues Esaú llegó después y de la misma manera que Jacob, descubriendo así, el padre de ambos, el engaño de Jacob.

Para ello Esaú pidió y lloró la bendición de su padre, a lo cuál Isaac le dijo que serviría a su hermano, y que no estaría instalado en tierras fértiles, que viviría de su espada; pero eso sí, que cuando él quisiese podría liberarse del yugo y opresión de su hermano. Después, Esaú tratará de matarlo.

Así fue como dio un gran giro la historia del pueblo hebreo, mejor conocido como pueblo de Israel. Un gran hito que cambió la historia.


Por: Fernando Moctezuma

No hay comentarios: