martes, 11 de noviembre de 2008

RENACIMIENTO: ROMANO HASTA EN COSTUMBRES

Para el presente número apreciables lectores les comparto un dato particular de una época romana, aunque no propiamente de la edad Antigua, sino remontada a los tiempos próximos a la Edad Moderna: El Renacimiento.

En ese sentido, es importante conocer que es el Renacimiento, quizá ya muchos lo sepan, pero, fue una corriente artística que surgió originariamente en Italia y que posteriormente se propago a otros territorios europeos.

Este movimiento fue influenciado por un fuerte humanismo junto con un abandono de los temas religiosos propios de la Edad Media, sumándole una gran valoración y rescate de la Edad Antigua, primordialmente un regreso a los clásicos grecolatinos; así mismo, fue contemporáneo de todos los descubrimientos geográficos y astronómicos de la época y de los avances en navegación.

Fue un fenómeno que se dio por etapas, en concreto dos grandes momento: el Quattrocento, en siglo XV y el Cinquecento en el siglo XVI. En tanto al primero podemos decir que a manera particular, dentro del contexto del Renacimiento, tuvo como centro de su desarrollo dentro de la ciudad italiana de Florencia y no ofreció tanto esplendor como la siguiente etapa.

Dentro del segundo período, el Cinquecento, comprendido dentro del siglo XVI, es cuando surgen grandes talentos y que el Renacimiento tuvo su mayor desarrollo y esplendor. El centro de este momento del proceso del Renacimiento fue la ciudad de Roma.

En ambas etapas hubo un fenómeno muy particular: un fortalecimiento del sentido cultural de Italia, así como también una práctica muy particular y de la cual no todos tienen dato sino hasta este período histórico: el mecenazgo.

Sin embargo, dicha práctica que consiste en apoyar, proteger y patrocinar las artes no es una novedad o algo exclusivo de la era renacentistas, sino que fiel a su contexto de rescate de los clásicos grecolatinos, confiere el nombre de “mecenas” a aquel que realiza dicha labor.

Las raíces grecolatinas del nombre “mecenas”, y de la práctica que implica ese nombre, radican en la existencia de un personaje romano cuyo nombre es Cayo Clinio Mecenas. Este hombre fue consejero del emperador romano César Augusto, y dentro de sus costumbres se observaba la de promover las artes y proteger a los grandes talentos de su época, sin interés o lucro alguno, como fueron: Horacio y Virgilio.

Así que ya saben, hasta en la costumbre de proteger a los artistas y talentos de la época el Renacimiento fue fiel al rescate de su fuerte herencia grecolatina, y más en concreto el recobro de una figura que ostenta de origen el nombre de un romano: Mecenas.

Por: Fernando Moctezuma

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